domingo, 15 de enero de 2012

Adelgazar Definitivamente, Sin Hacer Dietas

¿Las dietas funcionan?... muchas veces Sí.. ¡PERO PIERDES PESO TEMPORALMENTE!. De hecho, casi todos los que hacen dieta acaba recuperando todos los kilos que perdieron y engordando aún más kilos que antes.

Cuando haces dieta, te pones en “modo de hambruna” , así que tu cuerpo reacciona engordando a la primera oportunidad.

Así es cómo tus programas FAT (Famine/Hambruna y Temperatura) se activan, y es de ahí de donde viene el término “dieta yo-yo”.

Al principio adelgazas, y luego tu cuerpo se asusta porque hay una hambruna y te vuelves insaciablemente hambriento por las comidas más grasas que existen, y cuando empiezas a comer normalmente, tu cuerpo hará todo lo posible para almacenar lo que comes en forma de grasa.

¿CÓMO PERDER PESO DE UNA VEZ Y PARA SIEMPRE? Primero permíteme contarte la historia de Jon Gabriel... Jon Gabriel es una persona que padecía de obesidad mórbida (más de 180 kgs) e intentó todo lo imaginable para adelgazar – incluyendo todas las dietas existentes (¿te suena?). Desde las dietas bajas en hidratos de carbono, las de contar calorías, a las dietas bajas en grasa y todas las que hay entre medias.

También se gastó una fortuna en cada cura holística habida y por haber, y en cada tratamiento de medicina alternativa disponible. Pasó semanas en el Instituto Pritikin de California… e… incluso se postró a los pies del mundialmente famoso Dr. Atkins, en Nueva York–sólo para obtener resultados mediocres.
Jon Gabriel en 2001… No Podía Parar de Comer

Lo mismo sucedía cada vez. Seguía la dieta al pie de la letra. Perdía peso rápidamente al principio y luego la pérdida de peso se ralentizaba.¡Hasta que dejaba de adelgazar!

Así que, sintiéndose desanimado y rechazado, llegaba un momento en el que ya estaba demasiado cansado de luchar más contra las ganas de comer, y se atiborraba. ¡Y el peso que había tardado meses en desaparecer volvía a la carga en unas pocas semanas!

Y también sabía lo que era sentirse hambriento todo el tiempo. De hecho, hubo un tiempo en su vida en el que estaba hambriento día y noche y se comía cada comida como si se estuviera muriendo de hambre. No sólo comía como si se estuviera muriendo de hambre, sino que sentía ansias por las comidas más grasas posibles, y a veces parecía que cuanto más comía, más hambre sentía.

Había días en los que le daba igual cuánto comía, aún quedaba con hambre y no había cantidad de comida suficiente para satisfacer su insaciable apetito. El comenta "La mayoría de la gente (incluyendo casi todos los médicos) no pueden imaginar lo que es vivir con un cuerpo que está obligándote a engordar. Es una pesadilla viviente, una pesadilla con la que, desgraciadamente, la gente que pasa por este proceso se puede sentir identificado".

Tampoco importaba cuánto peso ganaba. El hecho de tener un enorme exceso de reservas energéticas en su cuerpo no hacía que su hambre disminuyera en absoluto. De hecho, cuanto más gordo se ponía, más hambre tenía y más comía. Durante años siguió engordando y engordando, a pesar de intentar todas las dietas que pudo para adelgazar. (No puedes imaginar cuánto sufrió este hombre).

Pero entonces, un día, su vida cambió. Aquel fue el día… ¡Que escapó a la muerte!


Fue un día que está grabado en todas nuestras memorias – 11 de Septiembre del 2001. Estaba preparándose para reservar su vuelo usual, sin escalas, desde el aeropuerto de Newark hasta San Francisco, para atender el que iba a ser, con toda certeza, una de las reuniones de negocios más importantes de su vida. El vuelo era el 93, de United Airlines – (sí, el mismo en que los pasajeros forzaron a los terroristas a que se estrellara en un campo de Pensilvania).

Pero por la gracia de un Poder Mayor (por lo menos eso es lo que a él le gustó creer), su socio quería ahorrarse US$150 y le reservó un vuelo más barato que salía por la tarde.

Si hubiera cogido el vuelo de siempre, el 93 de United Airlines, él habría sido historia, su vida se habría acabado.

Aquella experiencia (junto con otras igualmente impactantes que le ocurrieron durante las semanas siguientes al 11-s) le forzaron a desarrollar un deseo incontrolable de hacer que sus sueños se convirtieran en realidad. Y el primero de la lista era adelgazar, tener salud y estar en forma.

Aprovechando su experiencia como investigador bioquímico en la Universidad de Pensilvania con el internacionalmente famoso bioquímico Dr. Jose Rabinowitz, emprendió una búsqueda de respuestas prácticas, reales y tangibles que impactarían luego en su vida y la de otros con quienes la compartió.

Pasó horas cada día aprendiendo todo lo posible sobre bioquímica, nutrición, neurobiología y psicología. También estudió el campo de la investigación de la consciencia, la meditación, la hipnosis, la programación neurolingüística, la psicolingüística, la tecnología del pensamiento, el Tai Chi y el Chi Kung. Incluso estudió física cuántica.

Se convirtió en un hombre con una misión. Había escapado a la muerte y encontrado una nueva apreciación por la vida. Nada le iba a impedir alcanzar su gran sueño.

¿Y sabes qué? Descubrió algo increíble. Fue un descubrimiento muy importante. Descubrió que nuestros cuerpos tienen un INTERRUPTOR FAT. Forma parte de nuestra programación genética, que hemos heredado de nuestros ancestros. Y cuando este interruptor fat está activado, no hay prácticamente nada que podamos hacer para adelgazar y mantenernos delgados, por lo menos a largo plazo.

Pero si puedes apagar este interruptor fat, entonces tu cuerpo QUIERE estar delgado y adelgazar se convierte en algo sencillo y casi automático. Simplemente dejas de querer comer tanto, tu metabolismo se acelera y tu cuerpo se vuelve muy eficiente quemando grasa. Tu cuerpo empieza a colaborar contigo en tus esfuerzos de adelgazar y te conviertes en una máquina de quemar grasa.

Así que lo que hizo fue desarrollar un método para adelgazar enfocado únicamente en apagar el interruptor fat. Y así es como el adelgazó y como toda la gente que está siguiendo El Método Gabriel también está adelgazando.

Las dietas no funcionan porque activan el interruptor fat. Así que, aunque puedes adelgazar a corto plazo, hacen que tu cuerpo quiera GANAR peso. Y tú te vuelves más hambriento y tienes ganas de comer comidas grasas, tu metabolismo se ralentiza y tu cuerpo pierde la habilidad de quemar grasa eficientemente.

Al principio no adelgazó rápidamente. Adelgazó despacio. Unos 20 kilos en los primeros 6 meses – no mucho para alguien que pesaba más de 180 kilos.

Pero, entonces, algo increíble empezó a ocurrir. En lugar de adelgazar más despacio, empecé a adelgazar más rápidamente…y…



Era exactamente lo opuesto a una dieta. Con las dietas pierdes peso rápidamente al principio y luego más despacio y más despacio hasta que al final dejas de adelgazar por completo. Entonces sigues a dieta, no para adelgazar sino simplemente para no engordar de nuevo. Y esa es una de las peores sensaciones del mundo porque sabes que tarde o temprano vas a atiborrarte, vas a dejarte la dieta y vas a ganar todo el peso de nuevo. Esto es la dieta yo-yo. Es descorazonador y pasa cada vez que intentas forzarte a ti mismo a adelgazar.

Pero a él no le pasó esta vez. No se estaba forzando a adelgazar, su cuerpo quería perder peso y lo perdía cada vez más rápidamente.

Remarcablemente, su cuerpo casi no muestra haber sido obeso – un hecho que asombra a algunos profesionales de la comunidad científica (sólo miren las fotos).

¿Y lo mejor de todo? Cuando los kilos estaban REALMENTE desapareciendo vertiginosamente nunca se privó de nada. Comía todo lo que quería.

Y ahora, 4 años después, aún sigue siendo feliz, delgado y saludable. Pesa exactamente 83 kilos y ahora le es muy fácil mantener ese peso. Simplemente, su cuerpo no soporta tener exceso de peso. Su cuerpo, ahora, quiere estar delgado.

MÍRALO EN PERSONA JUNTO A LOS TESTIMONIOS DE TANTA GENTE QUE SE MUESTRAN PÚBLICAMENTE

¿Cómo es posible? Lo explica todo en su libro – El Método Gabriel.
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